Con anterioridad a la Guerra Civil, la espadaña de la iglesia de Guadalupe tuvo otras campanas. Durante la época de los jesuitas tuvo unas campanas más pequeñas, e incluso un reloj en el arco superior.
Después en 1770 se vendieron las campanas anteriores y se instalaron las campanas de San Nicolás de Medina y, a partir de 1784, se instaló una de Santa María de Atienza, que parece que era mayor.
De todas esas campanas llegaron tres hasta la Guerra Civil, que aparecen en las fotografías antiguas.
Las campanas de los Jesuitas
En el inventario de 1770 realizado con motivo de la supresión de la Compañía de Jesús, se indica que Carlos III ordenó el traslado de la parroquia de San Nicolás de Medina (situada anteriormente junto a la puerta de muralla del mismo nombre) al templo vacío de los Jesuitas.
En ese inventario que indicamos se citan las campanas que los Jesuitas tenían en la espadaña:
- Campana mediana con el nombre de “El rector Julián Delicado”. Estaba quebrada y se dio de limosna al convento de franciscanos en 1782. Debió ser fundida antes del año 1745, cuando cesó Julián Delicado como rector del Colegio.
- Un “cimbalillo” con el nombre de «Jesús y María«. El cimbalillo es una campana pequeña que se toca después de las campanas grandes para entrar en el coro, justo antes de iniciar los actos religiosos.
- Campana del reloj en el arco superior de la torre. El reloj, fue cedido al Cabildo de Curas en 1805, y la campana fue vendida al convento de la Merced, según se refleja en unas notas añadidas con posterioridad sobre un inventario de 1776 que se encuentra en el libro de fábrica.
Las campanas de las parroquias de San Nicolás de Medina y Santa María de Atienza
Como decimos, las campanas de los Jesuitas fueron vendidas o cedidas, y cuando la parroquia de San Nicolás fue instalada en este templo, por Pragmática de 1770, se trasladaron sus campanas a esta espadaña. De hecho, el traslado de las campanas tuvo lugar poco antes de la mencionada pragmática. Como era habitual, las parroquias tenían dos campanas.
Posteriormente, en 1784, cuando se suprimió la parroquia de Santa María de Atienza, se trajo una de sus campanas. Los costes del traslado y composición constan en el libro de fábrica. Dos quedaron en el cuerpo bajo y la tercera en el arco lateral. El vano superior, el del reloj, permaneció vació desde 1805 al venderse la campana del reloj.
Las fotografías antiguas muestran campanas más grandes que las de la actualidad, una de ellas podría tener 1,10 metros de diámetro, con casi una tonelada de peso.
Con la restauración de la espadaña, yugos y la fundición de una nueva campana, esta airosa obra de arquitectura va a recuperar su esplendor.